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No es slang, es conexión

Si alguna vez viste una marca decir “Mood o usar un “POV” en sus captions y pensaste “¿esto es en serio?”, no estás solo. Pero hay algo detrás de todo eso que va más allá de querer parecer cool: las marcas que hablan como sus audiencias, conectan. Y las que no… se quedan hablando solas.

¿Y todo esto de dónde sale?

Actualmente, muchas marcas están descubriendo que el lenguaje juvenil —sí, ese de los centennials— tiene más poder del que parece. Comentarios graciosos, expresiones coloquiales y chistes muy del “internet” se han convertido en herramientas clave para crear estrategias de comunicación que realmente conecten con nuevas audiencias.

¿Por qué?
Porque las generaciones nacidas entre finales de los 90 y mediados de los 2000 crecieron online. Son nativos digitales que no solo entienden los códigos del internet, sino que los crean. Palabras como “rándom”, “cringe”, “ghostear”, “POV”, “literal”, “aesthetic” o “mood” ya no son solo jerga: son parte de cómo ven el mundo y se relacionan con él (y con las marcas).

¿Funciona usar este lenguaje en marketing?

Sí, pero solo si lo haces bien:

  • Si conoces a tu audiencia y la escuchas de verdad.

  • Si lo usas con coherencia y naturalidad.

  • Si no lo fuerzas. Porque cuando se nota que estás imitando… da cringe.

🚫 ¿Y si lo haces solo por montarte en la tendencia?
Ahí es cuando se nota el desconecte. Y una marca que intenta sonar joven sin entender el contexto, termina alejando más que atrayendo.

¿Entonces qué sí puedes hacer?

  • Tener voces jóvenes en tu equipo creativo.

  • Estar presente en plataformas donde vive este lenguaje (hola, TikTok).

  • Observar cómo se comunican las personas fuera de la publicidad.

  • Usar expresiones cuando tengan sentido, no solo por estar de moda.

  • Crear contenido que suene real, que parezca que lo dijo una persona, no un anuncio.

Al final, no es solo lenguaje. Es cultura digital.

Los centennials no quieren que les hables como si les estuvieras vendiendo algo. Quieren contenido que los entienda, los haga reír o los acompañe en su día a día. Quieren marcas que sean parte de su mundo, no intrusas que solo buscan vender.

Y si quieres conectar con centennials, zillennials o hasta boomers modernos… tienes que entender cómo hablan, qué sienten y qué no están dispuestos a perdonar.

Porque al final, comunicar no es solo decir.
Es decirlo como lo dirías tú.

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Nos leemos en el próximo #LegaThursday.

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¿Qué pasa en tu cerebro cuando una marca te vuela la cabeza?

Spoiler: no es magia, es neurociencia.

Y si tienes una marca, necesitas entenderlo ya.

¿Alguna vez te pasó que viste un comercial y se te aguaron los ojos?

¿O que entraste a una tienda y algo —el olor, la música, la atención— hizo que dijeras: “Wow, quiero volver”?

Eso no es casualidad. Es cerebro puro.

Las experiencias de marca que se te quedan pegadas al alma tienen algo en común:

tocan fibras emocionales, activan sentidos y crean recuerdos tan fuertes que tu mente no los quiere soltar.

¿Y sabes qué es lo mejor?

Tu marca también puede lograr eso.

Esto no es una venta. Es un viaje emocional (literalmente)

Cuando una experiencia de marca es buena de verdad, el cerebro entra en modo montaña rusa:

-La amígdala se enciende con la emoción.

-El hipocampo guarda ese momento como un recuerdo top.


-La dopamina aparece con la sorpresa y el placer.

¿El resultado?

Tu cliente no solo compra. Siente, conecta, recuerda… y vuelve.

Sentidos ON = recuerdos activados

¿Recuerdas ese lugar donde olía delicioso? ¿Esa canción que te pone en mood de viernes?

Eso es porque cuando varios sentidos se activan al mismo tiempo, el cerebro lo guarda como un tesoro.

Ejemplos reales que no fallan:

🍃 El olor en Lush.

🎶 El jingle de McDonald’s que todos tenemos tatuado.

📱 El sonido envolvente en un evento de Apple.

No es solo marketing. Es química cerebral.

Contáme una historia y te sigo

El cerebro ama las historias.

No quiere datos. Quiere relatos que lo hagan sentir parte de algo.

Cuando una marca cuenta su origen, su lucha, su impacto o su porqué… el consumidor conecta de verdad.

Y si puede verse reflejado, boom: fidelidad activada.

👉 Dato rápido: las historias con las que conectamos influyen un 22% más en nuestras decisiones de compra. (Gracias, Nielsen).

La sorpresa: ese toque mágico que nadie olvida

Te lo digo directo: lo inesperado engancha.

Y si encima es positivo, deja huella.

¿Un regalo no anunciado?

¿Un email personalizado con cero robot?

¿Una respuesta cálida cuando no esperabas nada?

🔥 Eso libera dopamina y se vuelve inolvidable.

👉 Dato nerd pero útil: las marcas que sorprenden bien pueden aumentar la satisfacción del cliente hasta en un 20%. (McKinsey lo dijo, no nosotros).

¿Qué te llevas hoy?

Una marca no se construye con solo vender.

Se construye cuando emocionás, sorprendés, contás historias y activás los sentidos.

Hacé que tu marca no solo se vea.

Hacé que se sienta.

Porque lo que toca el corazón, se queda en la mente.

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